Hace poco empecé a ver las noticias
de esas personas que alrededor del mundo comenzaron a hacer uso excesivo de las
cirugías estéticas en busca de un ideal de belleza, ahí la tienen todos los que
me llaman vanidoso, yo prefiero quedarme con la base y los cosméticos.
Yo opino que a estas personas no les
quedan tres dedos de frente, luego los mido y me doy cuenta que la frente no la
tienen operada y aún conservan los 4 dedos reglamentarios de la naturaleza
humana, no me la creo y los vuelvo a medir… he encontrado un punto virgen en
sus cuerpos.
La primera persona estrambótica de mi
lista es Valeriya Lukianova, una niñita ucraniana con complejo de Barbie,
literalmente es una réplica en carne de la muñeca de mattel… en sentido
figurado, pero no por su silueta sino por lo de carne, estoy seguro que se
corta y en vez de sangre le sale silicona o colágeno. Santa Marilyn Monroe
llévate a Valeriya y de paso llévate a Marbelle.
Esta mujer tiene un complejo de baja
autoestima según una psicóloga que consulté, pero lo mas aterrador es que no
está sola, hace parte de un selecto grupo de barbies de ucrania que son
aficionadas a las cirugías estéticas, ella dice que solo se ha operado el busto,
pero ese cuento no se lo cree nadie.
Ahora no le basta con ser el centro
de atención por su cuerpo sino que ahora también resultó ser alienígena, nacida
en la tierra con padres humanos pero alienígena, viene de Venus, quizás del
canal pero dudo que del planeta naranja, esas charlas espirituales suenan más a
los continuos ataques de asma que se pueden escuchar si una noche se camina por
una calle de moteles baratos.
La psicóloga dice que no solo tiene
problemas con su autoestima, sino también de identidad, de sociabilidad y del
concepto general de la belleza, que continuará operándose hasta el cansancio,
anda Valeriya, opérate el cerebro más bien, estás enferma.
Al rey del pop por su parte, ya lo
destronaron de su puesto como referente a los excesos de la cirugía cosmética
masculina, ahora hay un tailandés, que no se ve feliz sino gringo (En algunas
lenguas orientales Tailandia tiene una connotación de la tierra de la felicidad
ya que los ojos y las facciones de sus habitantes son tan rasgadas que parecen
sonreír todo el tiempo).
Michael Jackson mira desde donde se
encuentra como lograron otro modelo de belleza más en conjunto, pero el sujeto
no lo imitaba a él, imitaba a supermán, ahora parece un muñeco coleccionable
que cuando camina rápido rechina.
Obviamente los medios trataron de
juntar a esta épica parejita, pero cuando Valeriya lo conoció dijo que no hubo
conección, seguramente porque el colágeno no le llegaba al supermán allá a
donde le tenía que llegar para iniciar la conversación espiritual y los ataques
de Asma, o porque los Kriptonianos no se la llevan bien con las chicas de
Venus.
En mi humilde opinión para una
sinapsis se necesitan neuronas, y la ciencia todavía no las hace de un material
bio seguro.
Como médico me preocuparía más mi
nombre que el de estos célebres personajes que parecen sacados de una
caricatura, pero que no hacen reír, porque por cuestiones de ética podría ser
mal visto por mis colegas, los médicos tienen la principal función de decirle a
las niñas de 15 que piden tetas en vez de viaje que están muy chiquitas para
operarse y a las cuarentonas embalsamadas que no hay implantes más grandes.
Si a usted le llaman vanidoso, lo
critican por pintarse el pelo, ponerse base, dedicarse a cultivar su cuerpo no
se preocupe. Aún tiene salvación, si usted ya tiene colágeno corriendo entre el
rostro, o un implante en las bubis o en las pantorrillas, es el momento de
convertirse a gas natural antes de que su sistema quede obsoleto y no haya
petróleo suficiente para cubrir sus demandas.
Si usted es médico cirujano,
preocúpese más por atender niños quemados o víctimas de guerra que en construir
la nariz, las tetas, el culo o el pene perfecto, que las muñecas inflables y
los dildos ya están en el mercado a precios mucho más accesibles.
Una última mirada al par de
alienígenas que nos vienen a decir que la belleza no está en el interior sino
en el bisturí, una peinilla por el cabello, un trapo por el espejo y ya no
tengo absolutamente nada más que decir. Adiós.
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